Feliz Día de la Tierra, hoy, y Feliz
Sant Jordi, mañana!
Os dejo mis obsequios de rosas, que me
ha encantado realizar :)
Y, a continuación, y hablando de
felicitaciones... una canalización que me llegó por mail, de http://www.formarse.com.ar y
que no tiene desperdicio... Quizás no nos diga nada nuevo... pero sí algo digno
de recordar permanentemente:
LOS DIEZ PRINCIPIOS DE LA FELICIDAD…
Maestra Kwan Yin
DECÁLOGO PARA CONSEGUIR LA FELICIDAD
El Poder De La Mente Humana
Bienvenidos sean a este recinto, los
saludo con el cariño de siempre.
Yo soy KWAN YIN y tal como lo había
anunciado mi Hermano Hilarión, la vida me da otra oportunidad de trabajar con
ustedes para recorrer juntos un nuevo sendero. Todos los seres humanos aspiran
llegar a la felicidad, pero siempre sitúan esta felicidad más allá de lo que
tienen en ese momento, la ven como si fuera algo que tuviera que alcanzarse,
como si fuera algo por lo que tuvieran que luchar, como si fuera algo que
llegara justo en el momento en que ellos consiguen hacer determinadas cosas,
pero esta forma de ver a la felicidad, en realidad los aleja de ella. Pensar
que la felicidad se encuentra en algún futuro indeterminado, implica que ese
futuro nunca se va a hacer presente, pues siempre estará más allá de lo que el
propio individuo ha conseguido; sin embargo, la felicidad se encuentra presente
en todo momento alrededor de las personas.
LOS DIEZ PRINCIPIOS DE LA FELICIDAD
1.- Nadie
va a darme la felicidad, sólo yo puedo conseguirla.
En este primer pensamiento, el ser
humano toma la responsabilidad de su vida e inicia una búsqueda y un esfuerzo
por encontrar eso que tanto busca.
2.- Yo
soy un ser único en toda la tierra, nadie me comprende mejor que yo, y nadie
sabe lo que yo necesito mejor que yo.
En este segundo principio se dan las
bases para eliminar cualquier ofensa que las personas reciban de parte de
otras; cualquier comentario que deprima a una persona podrá ser nulificado bajo
este principio, ya que la persona reconoce que nadie puede opinar acerca de
ella, puesto que nadie la conoce mejor que ella misma.
3.- Lo
que recibo ahora es lo que sembré ayer, y lo que siembre ahora será lo que
reciba mañana.
Este tercer principio permite al ser
humano reconocer que los problemas actuales son resultado de acciones
incorrectas del pasado, pero que, por lo mismo, el momento presente es el
indicado para ir sembrando un futuro.
4.- Ni
el pasado ni el futuro pueden lastimarme, sólo el presente tiene valor en mi
vida.
Entendiendo este cuarto principio, la
persona le dará todo el valor que tiene su momento presente y le restará
importancia a los hechos pasados que le causan remordimientos, y a los hechos
futuros que le causan angustia.
5.- Sólo
yo decido lo que debo hacer en este momento.
Es decir, el ser humano entiende que las
influencias ajenas son tan sólo eso, influencias, y él es el único que puede
decidir qué hacer en ese instante.
6.- Sólo
en el amor y en la paz interior puedo tomar las decisiones correctas.
Es decir, si hemos de actuar en el
tiempo presente, tendremos que hacerlo en paz y con amor, pues de esta manera,
las acciones que tomemos estarán inspiradas en nuestra más alta capacidad tanto
de servicio como de inteligencia.
7.- En
mis decisiones tomaré siempre en cuenta el beneficio de los demás.
Es decir, tomaré aquellas decisiones
que beneficien a la mayor cantidad de personas; de esta forma, mi vida se
estará encaminando hacia la más alta gloria que es la de recibir la
compensación por el servicio prestado a los demás.
8.- Mi
cara es el reflejo de mi estado interior.
Es decir, cuidemos siempre el aspecto de
nuestro rostro, adornémoslo siempre con la sonrisa, y que los ojos se
encuentren siempre prestos a mandar una mirada de amor, porque de esta forma
estaremos reflejando la serena armonía de quien ha aprendido a caminar en el
sendero de la felicidad.
9.- Soy
un hombre al servicio de la humanidad.
Es decir, todo lo que yo haga, todo lo
que yo diga, todo lo que yo piense o sienta, servirá para gloria de la
humanidad, o bien, para perdición de ella.
10.- Yo
tengo una misión en la vida, ser feliz y hacer feliz a los demás.
Este último principio da sentido a
nuestra existencia, y, a la vez, orienta nuestros esfuerzos hacia el beneficio
de toda la humanidad.
¿Qué hay más allá de estas claves?, ¿qué
podríamos decir además de lo mencionado de cada una de ellas?
Más adelante veremos, que detrás de
estos principios, se encuentra un camino que permitirá a todos los seres
humanos, mantener siempre en su mente, las claves que les permitan alcanzar una
vida llena de paz y de armonía espiritual. El sendero de la felicidad es tan
amplio, que toda la humanidad cabría en él, si tan sólo supiera mantenerse en
el presente. El pasado, el presente y el futuro, se asemejan a tres caminos que
flotan en el espacio. El sendero de en medio es el presente, es un sendero
firme, quieto, no se mueve, donde es el ser humano el que camina sobre él, es
el ser humano el que avanza. El sendero de la derecha es el sendero del futuro,
el de los sueños y las fantasías, el de las angustias y de los temores; ese
sendero arranca al hombre del presente y lo lleva vertiginosamente hacia el
futuro, ahí el hombre no camina, es el sendero el que se mueve, pero tan sólo
se mueve un espacio y después da vuelta sobre sí mismo, dejando caer a la
persona nuevamente sobre el sendero quieto del presente, el camino vuela, pero
siempre regresa al mismo punto, dejando al ser humano con la sensación de no
haberse movido ni un centímetro del lugar en que se encontraba. El sendero de
la izquierda, es un sendero que se mueve igualmente, pero hacia atrás, arranca
al hombre de su presente y lo lleva sumergiéndolo en tinieblas, presentándole
imágenes fantasmagóricas, alguna agradables y otras llenas de crueldad y de
dolor; ese camino igualmente se mueve, aunque más lento, y en donde las escenas
se vuelven, o más dolorosas, o más agradables; parece como si el sendero se
detuviera, permanece unos instantes quieto mientras las imágenes embelesan a la
persona, y, repentinamente, el piso se desvanece, las imágenes desaparecen y la
persona regresa estrepitosamente al sendero original del presente. Sólo el
camino del centro, aquél que está quieto, es el único seguro, el único firme, y
en él, el hombre puede caminar y sentir realmente que está avanzando. Detrás de
esta alegoría se encuentran muchas claves para meditar en el futuro y en el
pasado, y aprender a valorar el presente. Cada ser humano debe hacer un
esfuerzo para vivir en el presente y apartarse de esas tendencias malsanas de
vivir en realidades hipotéticas del pasado y del futuro.
Ser feliz representa el acto supremo de
comunión entre el ser y la vida que lo rodea; ser feliz es integrarse
internamente con su mente, sus emociones y sus sentidos, y a la vez, fundirse
con todas aquellas cosas que lo rodean. Cuando la mente y las emociones están
atentas a los mensajes del mundo físico existe integración; cuando el ser
humano desfasa sus pensamientos mandándolos hacia un pasado o hacia un futuro
hipotético, decimos que el ser humano está desintegrado.
En la práctica diaria de ser feliz, es
preciso abocarnos a la tarea de la integración, pero consciente; hay múltiples
trabajos en los que el ser humano se encuentra, mental, emocional y
físicamente, unido, integrado, dedicado a la ejecución de una determinada
acción o tarea; sin embargo, todo esto se hace de una manera inconsciente,
automatizada, perdiendo el sentido de lo que es estar vivo y estar disfrutando
de la existencia física.
Cuando el ser humano pueda trabajar
normalmente, pero a la vez, estando consciente de su responsabilidad de ser
feliz, en ese momento tendremos una mutación, un cambio en la naturaleza
interna del ser, en los procesos mentales, en la calidad de las emociones, e
incluso, en la percepción física de lo que lo rodea.
La Disciplina De La Integración
La disciplina de la integración implica
que el ser humano debe permanecer con su atención mental y emocional puesta en
aquello que su cuerpo físico está realizando; si esto se logra hacer
disciplinadamente, al menos treinta minutos al día, estaremos cultivando a un
nuevo ser, que vendrá a la manifestación, en el momento que la integración sea
lo suficientemente completa como para establecer el contacto directo con el ser
interior.
En otras palabras, experimentando la
integración en el presente, el ser pone en marcha un proceso de expansión
continua de conciencia que lo llevará de una manera automática y rápida, a
establecer un antakarama, es decir, su contacto con la mente superior, con el
ser superior, con su Dios interno.
El primer principio: Nadie puede darme
la felicidad, sólo yo debo conseguirla.
La mutación, aunque no puede ser
explicada, en principio, debe representar el despertar hacia una nueva vida, el
despertar hacia una nueva realidad, el abandono de los moldes y viejas ideas, y
el descubrimiento de nuevos conceptos y emociones que enriquecerán,
notablemente, la vida del ser, por eso es que decimos en nuestro primer
postulado: Nadie puede darme la felicidad, sólo yo debo conseguirla. ¿Dónde
reside el valor de esta afirmación? Más allá de nuestra pueril significación de
lo que es felicidad, tenemos que encontrar el verdadero sentido de la palabra;
la felicidad es un estado de conciencia, no es un goce pasajero, ni es un
estado armónico transitorio, no debe estar asociado a ciertas causas externas,
porque entonces deberíamos llamarlo de otra forma, pero no felicidad.
La gran diferencia entre la felicidad
que proviene de la integración en el presente y la felicidad que se logra
mediante el haber alcanzado ciertos objetivos, o el haber sucedido ciertas
cosas, reside en la permanencia de la primera y en la temporalidad de la
segunda, es decir, el ser humano, en el primer caso, alcanza la felicidad como
un estado normal del ser y empieza a vivir en él; en el segundo caso, la
felicidad sigue dependiendo de que las condiciones externas se mantengan y no
cambien.
La felicidad es inenarrable
Si observan, la felicidad a la que he
venido refiriéndome no es conceptual, es una experiencia real, vivida,
experimentada únicamente por el ser, e imposible de ser transmitida a otras
personas por ninguna vía; la felicidad es algo personal, es algo que sólo el
ser comprenderá una vez que la haya experimentado, y, cuando esto suceda, la
descripción que podría hacer de ella a otras personas, resultará tan vacía, que
en definitiva no podrá ser descrita ni imaginada por los demás.
Haciendo una recapitulación de lo dicho
hasta ahora, podríamos afirmar, que los diez principios tienen su razón de ser,
en el hecho de que la felicidad es un logro personal y que únicamente será
alcanzado cuando el ser humano realice una transformación en sus procesos
mentales, en sus actitudes hacia su vida externa y descubra el maravilloso
mundo del presente.
Estamos hablando entonces, de una nueva
forma de pensar, de sentir y de vivir la vida.
Y para acabar con la celebración de tan
maravilloso Día, que ayer pude compartir en la Fira per la Terra en Barcelona,
con muchas personas cada día más conscientes... entre "abrazos
gratis", conferencias, talleres y charlas amigables... os dejo con este
magnífico video:
Un abrazo muy grande y SED FELICES, PASE LO QUE PASE!